Un instante en el devenir.
Un movimiento micro imperceptible
que nos embelesa en la ilusión de que no se mueve.
Un momento abrimos los ojos.
y entendemos lo único entendible:
“Hay cambio”
-nada escapa a su cualidad de mutación.
Podemos aceptarlo o no.
Eso no es importante porque de pronto
ya no estamos donde estábamos,
-ya cambió-.
En una honda inhalación de entrega,
podemos reconocer nuestro latido.
Sumergirnos en el rio irresistible que es la vida,
y dejar que nos lleve a donde él va.
Porque a donde él va
seguramente es
adonde queremos ir.